Howlin’ Jaws inaugura hoy la temporada de conciertos de la Nave 9 del Museo Maritimo Bilbao

Texto: Mariano López Torregrosa

Pelo engominado. Ritmos primitivos. Muchas ganas de meter caña y hacer bailar. Y no hablamos de viejos rockeros entrados en años añorando sus años mozos, sino de un trío de chavales llegados de Francia con poco más de veinte años de vida y, como suele ser habitual, con ganas de comerse el mundo e incendiar el escenario a cada bolo que dan. Pero no se dejen engañar por la juventud de los Howlin’ Jaws, pues esta nueva revelación del panorama rockabilly cuenta con más de trescientos conciertos en su haber en poco más de dos años de vida, desde que debutasen con el single Tough Love en 2015.  Dos años en los que les ha dado tiempo de girar por Europa, ser cabeza de cartel en el mítico Olympia parisino, y de acompañar a la mismísima Wanda Jackson. De hecho, estuvieron girando por Japón, Bélgica y Alemania con 21 fechas en poco menos de dos meses, algo de lo que no muchas bandas actuales de rock pueden presumir.

Los Howlin’ Jaws son tres jóvenes que, al igual que sucede cada vez más entre las nuevas generaciones musicales, no encuentra respuesta a sus inquietudes en el sobresaturado, autocomplaciente y agotado panorama indie, y en su caso, deciden poner el punto de mira en otras sonoridades que les resulten verdaderamente excitantes. Tres chavales que tomaron la muy saludable y valiente decisión de dejar sus respectivos trabajos para poder dedicarse a tiempo completo a su verdadera vocación: el rock and roll.

En su caso, el rock and roll clásico, el original de los años 50, y aunque por sonido y estética podría etiquetárseles como unos revivalistas del genero, lo cierto es que estos tres jóvenes franceses beben tanto de Johnny Burnette y los Stray Cats como de leyendas a las que vieron actuar siendo chavales durante sus tournes parisinas como The Hives, Iggy Pop o los Stranglers, con lo cual a los ritmos del rock and roll más básico añaden cierto toque punk que ya los hace completamente fascinantes, y que les hace huir del fundamentalismo talibán a veces tan presente en el género. De hecho, empezaron tocando juntos como cuarteto en la universidad con el grupo de punk rock Mad Mouthy fue con la marcha de uno de sus miembros cuando decidieron reconvertirse en trío de rockabilly incorporando a su nuevo sonido todas las influencias aprendidas hasta la fecha. “Nos hemos emancipado de los códigos del rockabilly, no nos planteamos una barrera. Las etiquetas no nos importan. Incluso nos hemos dado cuenta de que no tenemos la misma visión de nuestra música que la gente que nos escucha habitualmente, así que digamos que hacemos lo nuestro a nuestra salsa. En cualquier caso, en los ritmos de los años 50 encontramos la energía salvaje del punk, pero que tenía el glamour que al punk le faltaba”, declaraban en una entrevista reciente.

Tras Tough Love, editaron otros dos singles, Sleepwalkin (2015) y Comin’ Home (2017), hasta que por fin este mismo años han editado su primer larga duración, el álbum homónimo Howlin’ Jaws editado en España por la discográfica malagueña especializada en ritmos fifties Sleazy Records.

Un álbum vibrante y enérgico que deja un excelente sabor de boca en el que alternan composiciones propias con versiones de grandes clásicos como Shake your hips o Sixteen Tones.Y es que puede pasar el tiempo, y sucederse los estilos de última moda que quedan obsoletos a la misma velocidad  con la que han aparecido, pero si algo ha demostrado el rock and roll es su capacidad de sobrevivir, adaptarse, y seguir haciendo vibrar más allá de las modas. De ahí la importancia de apoyar y quedarse deslumbrado con las nuevas generaciones capaces de recoger el testigo con intensidad y devoción. Por eso este un bolo que no te deberías perder de ninguna de las maneras, baby.

Fuente: Txarly Romero
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