Le ha costado casi una década a Jurgi Ekiza reincidir en su obra en solitario. Su debut homónimo, “Ekiza” (Bidehuts), fue más que interesante y prometedor, a pesar de sus excesivos tonos oscuros, quizás. Salió en vinilo de 180 gramos con portada doble, entre otras cuidadas ediciones. Ahora regresa con más ganas aún el que fuera miembro de los más que recomendables Willis Drummond. Ya entonces demostró su gran voz y que le gustaban mucho los sonidos grunge y cantantes tan destacados como Mark Lanegan, Greg Dulli o Chris Cornell. De nuevo con interesantes y originales instrumentos para vestir los detalles más destacados de este inesperado, pero gran y acertado regreso en el que alterna luces y sombras u oscuridad y luminosidad como indica su apropiado título “Argitzala”. Un disco muy trabajado, tanto en sus aspectos musicales, como en lo referente a las muy trabajadas letras. Un disco, por tanto, que merece la pena desmenuzar un poco, centrándonos, sobre todo, en los aspectos musicales.
No obstante te diremos antes sobre qué tratan estas historias en palabras cercanas a las del propio Ekiza. Son canciones que hablan de duelo, deseo, evasión, tristeza, amor, ansiedad y paz, miedo a desaparecer, soledad (o sensación de aislamiento), obsesiones, alegría pura y de esa negativa a encasillarse, algo que también sucede con su variada música llena de arreglos. Pero, sobre todo, son letras hablan de la necesidad de aceptar, comprender y a menudo vivir estas emociones. Bien para saborearlas o bien para liberarse de ellas. Siempre dejando al oyente que haga su propia elección, aunque el disco sea decididamente personal.
Arranca acústico y tierno con la preciosidad ‘Noizbehinka’. Aires entre Will Oldham y Bill Callahan, pero con sonidos cercanos a la más desnuda Anari o al propio Ruper Ordorika, aunque al final entran unas juguetonas guitarras eléctricas realmente ensoñadoras y con ecos esperanzadores. Sigue con una sorprendente ‘Kontakizunetik At’ con ecos a Mikel Laboa, pero con aromas actuales (su voz bien tratada con el maldito autotune) con una electrónica cálida, pero con tiernos coros que parecen de varias voces a la vez aunque sea Jurgi quien toca todos los instrumentos y pone todas las voces. Esto sucede, además, en el disco completo ya que Jurgi es quien se encarga de composición, instrumentos, producción, mezclas y hasta de la masterizacion. ‘Gora Negarra’ suena aún más tierna, pura y desnuda con aires a Mark Kozelek, pero también con algunas pinceladas de arreglos realmente bonitos hasta con sonido de vientos y mareas. ‘Haizea’ lanza su voz y sus acústicas al viento con aires épicos y melódicos al tiempo. Tiene una especie de estribillo puente con una melodía realmente luminosa y agradable. Cierra la cara A un ‘Bat’ a ritmo de vals, un poco Leonard Cohen, que te hace flotar. Luego es otro de esos temas que vuelven a crecer y con todo tipo de instrumentos y arreglos para luego regresar al vals final hasta con cuerdas melancólicas.
La cara B la abre una enérgica ‘Orain Da Momentua’ con unas guitarras eléctricas realmente logradas y con un estribillo mantra que te invita a despertar y a salir a actuar para cambiar las cosas. Tras tanta euforia reduce revoluciones con ‘Xira’, un tema con ricos arreglos entre tradicionales y actuales y de claro toque experimental. Aires al Nick Cave más íntimo, pero con sonoridad más actual con sus ritmos electrónicos. La guitarra eléctrica, sin embargo, suena al mejor rock clásico. Luego llega otro estupendo puente melódico más convencional y, de nuevo, con toques épicos. ‘Kabitik Erortzear’ suena realmente como si estuviera a punto de caerse de su nido o de de su zona de confort. Otra vez, preciosos y emotivos coros que luego explotan en momentos épicos y rockeros y con ecos en la letra al mítico Mikel Laboa en una segunda parte del tema realmente impactante. ‘Argitzala es el tema titular por algo. Combina muy bien esa luz y la oscuridad del título. Las guitarras de su estupendo estribillo recuerdan a sus épocas más cercanas al grunge como ya habíamos mencionado. ‘Zerumugaruntz’ llama a las puertas del cielo con esas acústicas de arranque, pero luego también regresa a las eléctricas más grunge en otro estribillo que se te va clavando. Cierra un estupendo y esperanzador trabajo con un breve y más desnudo ‘Ahotikan’ también con su voz doblada y con unas cuerdas acústicas que redoblan esa sensación de esperanza y de tiempos más luminosos.
Como habrás podido comprobar la cara A es más personal y actual y la B adquiere tonos más acordes con el rock clásico y el grunge que ha practicado, mayormente, a lo largo de los años con su banda, Willis Drummond. Eso sí, los temas más oscuros y luminosos están intercalados en ambos lados y dejamos cuáles son para ti y que es lo que te sugieren. El precioso collage de portada lo firma Sarah Labonne (Faeshara) al escuchar las canciones y leer la traducción de las letras. Jurgi ha quedado muy satisfecho con la visión que la artista ha tenido de los temas del dicos. Un disco que recomendamos en su espléndida y lujosa versión en vinilo, aunque también hay edición en cuidado compacto, así como en streaming y mediante descarga. Todo totalmente auto-gestionado.
Comienza gira ecológica presentando el disco el 18 de septiembre en la Kutxa Beltza del Kafe Antzokia de Bilbao, pero tendrá bastantes fechas más que esperamos vayan aumentando antes de acabar el año.