Una escena local envidiable

Una escena local envidiable

Larga semana en la que siempre nos falta tiempo para ver todo lo que queremos. Y es que resulta imposible asistir a todos los eventos que nos gustaría, ya que la oferta es increíblemente amplia en los últimos años gracias a iniciativas privadas como las de Satélite T, Shake o Nave 9 (el gran descubrimiento de la Aste Nagusia), algo que se agradece vista la escasa amplitud de miras del Ayuntamiento a la hora de programar aunque he de reconocer, aunque no pudiera estar en ninguno de ellos, el acierto de conciertos como M Clan, Amaral, Travelling Brothers o Freedonia que, tal y como he podido oír, fueron un auténtico éxito.

Por otro lado, dentro de los bolos “institucionales”, hay que valorar el esfuerzo que, año tras año, realizan los responsables de la Muestra de pop – rock local (metal, hip hop…todo cabe en la muestra) por apoyar y fomentar una escena propia que, tal y como podemos ver durante todo el año, y quizá más aún durante estos días, podría ser la envidia de cualquier ciudad del estado y como muestra todos los grupos bizkainos que han pasado por los diferentes escenarios de esta Aste Nagusia: Zea Mays, Highlights, Last Fair Deal, Bringas, Zazkel, Ribbons, Negracalavera, Sonic Trash, Akatz, Turbofuckers, Yellow Big Machine, Berta Bittersweet, Priscilla, Porco Bravo, Eskean Kristo, Mud Candies, Los Brazos, Toni Metralla, Wizards y, evidentemente, todos los  de la muestra de Bilborock (y que me perdonen aquellos a los que no he nombrado)…bandas con una calidad de sobra contrastada y que se merecen todo el apoyo que podamos darles.

Pero, como decía al principio, es imposible asistir a todo lo que uno quisiera y el primer concierto en el que estuvimos fue en Bilborock donde pudimos gozar con la dupla Mikel UrakenJames Room. En primer, lugar disfrutamos de la sensibilidad del músico de Santutxu, una apuesta sumamente arriesgada y seguramente complicada para la mayoría del público, por su extrema crudeza. La verdad es que lo de Mikel es puro sentimiento y eso se percibe en el desgarrador directo de este auténtico creador de emociones. A lo largo de casi 50 minutos de actuación, Uraken repasó los temas de su segundo disco “Neguaren ostean” e incluso pudimos escuchar en primicia algunos temas de su próximo trabajo que esperamos que pronto podamos disfrutar. Un placer, Mikel.

James Room and The Weird Antiqua cerraban el programa doble y, una vez más, demostraron que son una máquina perfecta de ejecutar el rock en sus diferentes vertientes: country, blues e incluso soul. Ni la inoportuna lesión del líder de la banda, que tuvo que actuar sentado en una silla, evitó una nueva demostración de poderío por parte de todos los miembros del grupo, desde el propio cantante cuya capacidad vocal parece no tener límite, hasta el incansable guitarra Aitor “Malamoute”, extraordinario guitarra con un gusto exquisito, pasando por el contrabajista-bajista Gabo Brown, auténtico virtuoso de las cuatro cuerdas, y sin olvidarnos del apoyo vocal del batería Indigo, líder de Quaoar y que en este proyecto ejerce de gregario de lujo, aportando su toque de elegancia en los coros. En fin, un auténtico lujo poder disfrutar de estos dos conciertazos al lado de casa.

La siguiente parada era en Algara para ver a Mud Candies, que tocaban después de Berta Bittersweet, otra de esas propuestas frescas y valientes que tanto abundan últimamente por estos lares. Por desgracia, llegué casi al final del concierto pero he de confesar que lo poco que vi me encantó. Con Mud Candies nunca puedo ser objetivo por el cariño que les tengo desde que les hice una entrevista recién salidos de su edición del Villa. Está claro que, desde entonces, han evolucionado, y madurado hasta convertirse en una apuesta segura, una propuesta tremendamente divertida con un sonido propio en la que, cada uno de sus miembros, sabe perfectamente lo que tiene que hacer en cada momento: encantadora, como siempre, Xandra, que en cada concierto demuestra las tablas adquiridas a lo largo de este tiempo pateando escenarios, un Will en estado de gracia y que, recientemente, ha sido reclutado por los enormes Moonshine Wagon, Víctor al contrabajo con una sólida carrera a sus espaldas en bandas como Jukebox Racket o The Weapons y el omnipresente batería Iñigo, que seguramente durmió dentro de la txosna, ya que estuvo presente en el escenario, por lo menos, con cuatro bandas de las que tocaban en Algara.

La verdad es que fue un concierto para disfrutar y es lo que hicimos, al igual que en el que venía después, el de Priscilla Band, representantes del funk bizkaino más allá de nuestras fronteras y que, nuevamente, ofrecieron una fiesta sobrada de energía que, el que quiera podrá disfrutar el próximo 15 de Septiembre en las fiestas de Zabala-Miribilla.

Otra de las grandes atracciones de esta Aste Nagusia era la presentación en sociedad de la nueva propuesta del gran Txarly Romero: las Meriendillas de la Nave 9, un ciclo de conciertos en Aste Nagusia al borde de la ría en el exterior del museo marítimo. Entre los muchos conciertos que ofrecieron, nosotros nos decidimos por el cartel Highlights-Last Fair Deal, que ya se ha convertido casi en un clásico, ya que ni recuerdo las veces que han tocado juntos. Y es que se trata de otra apuesta segura siempre que hablamos de grupos bizkainos. En primer lugar salieron los Highlights o, mejor dicho, “los putos Highlights”, sobrados, como siempre, de actitud y de saber ejecutar ese rock clásico que parece sencillo, pero que no lo es tanto. Los Highlights son el ejemplo perfecto de grupo carismático que nunca falla y que siempre te deja con esa sonrisilla de tonto, esa sonrisilla de los bolos en los que has disfrutado como un crío, sabiendo que has visto a una banda prácticamente impecable en lo suyo.

Igualmente impecable fue lo que vino después: Last Fair Deal están a un nivel mayúsculo y, concierto a concierto, demuestran que cada día son mejores; lo de Gonzalo ya no tiene nombre, no sé si habrá en todo el estado un guitarra tan bueno y que sepa controlar los tempos del concierto tan bien como él, perfectamente coordinado con la base rítmica formada por Iker, gran bajista con un gusto tremendo a la hora de tocar y Virginia, una auténtica pegadora y que, al igual que el resto de la banda, mejora en cada concierto. Un bolo perfecto en un lugar perfecto (Eskerrik asko, Txarly).

De Nave 9 fuimos a terminar la Aste Nagusia visitando el Shake, otro de esos garitos que han apostado por los músicos locales y en el que ese día tocaban Sonic Trash. Aunque llegamos tarde y sólo vimos los tres últimos temas del concierto, pudimos gozar del espectáculo que siempre ofrecen estos míticos músicos.

En fin… que, por desgracia, esto es lo muy poco que pude ver de todo lo que hubo en la Aste Nagusia, unas fiestas que se han convertido en un escaparate perfecto para presumir, como decía al principio, de una de las mejores escenas locales del estado, algo digno de apoyar y para eso, precisamente, estamos (o deberíamos estar) los medios locales. Así que, por muchos años más como este… Gora Aste Nagusia!!!

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