Segunda visita a Bilbao en menos de un año de Robe dentro de su gira de ‘Mayéutica‘, en un gran despliegue artístico rodeado de un gran equipo de músicos sobre el escenario.
Roberto Iniesta, acompañado de su orquesta; Carlitos Pérez al violín, Woody Amores a la guitarra, Albert Fuentes a la batería, Lorenzo González, a los coros y al bajo, David Lerman, al saxo, bajo y clarinete, y Álvaro Rodríguez en el teclado, ofrecieron de nuevo un tremendo espectáculo con una excelente calidad de sonido, en las casi tres horas de concierto teniendo en cuenta el parón de veinte minutos.
A diferencia del concierto de noviembre del año pasado en el que tuvieron cabida más canciones de Extremoduro (quizás para compensar al personal por la frustrada gira de éstos), en esta ocasión, el peso de estos temas tuvo una menor trascendencia en el repertorio. De hecho, solamente se incluyeron 6 temas: “No me calientes que me hundo”, “Tango suicida”, “Dulce introducción al caos”, “A fuego”, el himno “Salir” que no podía faltar (igual que hubiera tenido hueco “So payaso” o “Golfa” que no fueron elegidas en esta ocasión) y “Ama, ama, ama, y ensancha el alma” con la que se cerraba el concierto.
En esta ocasión, el concierto dividido en dos partes con el parón de 20 minutos, comenzó por tres temas de los primeros trabajos de Robe, “Del tiempo perdido”, “Por encima del bien y del mal” y “Querré lo prohibido” seguidas de “Nana cruel”, “Un suspiro acompasado” y “A la orilla del rio”. Seguido de 3 temas de Extremoduro “No me calientes que me hundo”, “Tango suicida”, “Dulce introducción al caos” e “Inteligible” un nuevo tema no incluido aún en ningún trabajo de Robe, con el que se cerraba el primer “acto”.
La vuelta del parón fue una tremenda catarsis colectiva, en la que se interpretó del tirón todo el disco de ‘Mayéutica’ al completo. Destacar al igual que sucedió hace un año, el espectacular sonido del Bilbao Arena, que ofrecía unido a la calidad de Robe y sus músicos, una experiencia única de escucha del disco de ‘Mayéutica’ en directo con el mismo sonido de cada nota tal cual está interpretado en el disco. Una delicia.
Para finalizar, se reservaban las tres últimas piezas, esta vez rescatando los temas de Extremoduro “A fuego”, “Salir” y “Ama, ama, ama, y ensancha el alma”.
Icónica es ya la imagen de Robe despidiéndose del escenario guitarra sobre los hombros, como si se retirase a su hogar con la herramienta de trabajo. Un obrero de su profesión, un filósofo, un poeta del rock, sin duda alguna, satisfecho por el trabajo bien hecho.