Azken 40 Minutu Rock izan dadila!

Texto: María Casas.

Entre los recuerdos musicales que voy a conservar siempre figurarán, entre otros, el concierto de Los Chikos del Maíz en el Kafe Antzokia el pasado año y, cómo no, las dos últimas ediciones del 40 Minutu Rock. ¡Para vivirlo!

Tengo que decir, para que nadie se llame a engaño, que el 40 Minutu Rock me puede por varias razones: primero, por la reivindicación de la situación de los presos políticos vascos, segundo, por el alto nivel que ofrece el Festival, que un año más ha reunido a lo más reivindicativo nacional y alrededores.

Mis expectativas para esta nueva edición del certamen eran altas tras lo vivido en 2016; y no solo se han cumplido, sino que se han visto superadas. Tampoco hacía falta transformarse en Sherlock Holmes para deducirlo tras conocer el cartel definitivo.

De entrada, Durango nos recibió con un solecillo agradable y una mañana algo fría, aunque nada que ver con el año pasado, un día invernal. En el interior del Landako Gunea, y con la conmoción de la reciente desaparición del guitarrista Asier de Porco Bravo, la gente esperaba ya con ansia el comienzo del Festival y entrar así en calor con la música de los grupos participantes.

Curiosamente, los donostiarras Ze Esatek!, que fueron el año pasado el plato fuerte de cierre, se encargaron de abrir la tercera edición sobre las 10:45 horas. Unos valientes, sin duda, porque ofrecer lo mejor de uno mismo a esas horas a miles de personas no tiene otro nombre. Comenzaron con el tema ‘Urriak 11’, pero lo fuerte vino cuando tocaron ‘Nere lagunak gartzelan daude’ o ‘Basque fuck scream’.

Y a partir de ahí el desencadenamiento programático y la euforia de los presentes por la que fueron pasando el resto de grupos, como los KOP que llegados desde Barcelona con su propuesta de reggae y ska siempre están cerca de la reivindicación del festival, o acto seguido Kaótico que desgranaron algunos temas de su más reciente álbum.

Y así, grupo tras grupo, y con la gente cada vez más enganchada a la música y a la reivindicación, las Tea Party se subieron al escenario del Landako Gunea para cerrar otra memorable edición, la tercera, del 40 Minutu Rock.

En medio de la música, cómo no, la esencia de este festival: reivindicar la situación injusta de los presos políticos vascos, lejos de sus hogares, con la única excusa de que atentan contra la unidad y el bienestar de un país.

Por ello, los organizadores del 40 Minutu Rock prepararon un acto para concienciar de dicha injusticia y deseando que este haya sido el último año en que el festival se llame así. Personalmente pongo mis esperanzas que en 2018 pueda ir al Etxean Ditugu Rock en vez de al 40 Minutu Rock. Será, sin duda, porque todos están ya en casa.

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