Foto: Dena Flows
Casi subrepticiamente, el trío bilbaíno Serpiente toma posiciones y se encarga de inaugurar la velada en el Kafe Antzokia, con sus atmósferas desconcertantes. Bajo estruendoso, percusión galopante, teclados siniestros y voz de una dulzura inquietante. Gemidos y alaridos tipo casa encantada. Las tres serpientes destilan su veneno concentradas, contenidas, casi hieráticas. Tan solo intercambian sonrisas entre ellas, como quien acaba de hacer una travesura… y se ha salido con la suya. Una propuesta cuanto menos original y que seguro dará que hablar.
Se echa en falta, quizá, algo más de vísceras y agallas en el directo; algunos de sus temas –de su inminente primer EP- explotan prometedores justo al final, dejando cierta sensación de coitus interruptus. Se sueltan un poco en el último tema -¡brutal!-, con teclados desquiciantes y ritmos hipnotizantes. Misterio y bellas artes (oscuras) bajo la etiqueta #ran.
Galería de fotos de Serpiente (Fotos: Amaia Santana)
Ana Curra presenta ‘El Acto’
Suena ‘Miserere’, del compositor barroco Jan Dismas Zelenka. De entre la niebla y la oscuridad expectante, sale a escena la banda de Ana Curra: Rafa Balmaseda, bajista original de la banda que invocamos hoy (y siempre) Parálisis Permanente; César Scappa (guitarra y voz), Ángel Antonio Berdiales (guitarra y coros), Iván Santana (batería) y Pilar Román (bajo, coros, percusión).
Ana Curra, maestra absoluta de esta ceremonia pagana, ancestral y por tanto necesaria, enlaza este salmo de misericordia con las letras guturales de ‘Fundido a Negro’, un tema nuevo que estrenan en esta primera jornada de la siempre intensa Aste Nagusia.
Antes de oficiar ‘El Acto’ que nos atañe, Curra tiene la delicadeza de dedicar el concierto “a los ausentes”. A los nuestros, a los de ellos. No ha dicho Barcelona, ni atentado, ni terrorismo, ni falta que hace. Lo hemos entendido. Elegancia y sentido común. Estaría bien que tomaran nota las autoridades y personalidades que al día siguiente ofrecerán un simpático mitin preconcierto en el escenario de Abandoibarra (bochornoso, dejen de disparar contra nuestra inteligencia, por favor).
Es hora de echar keroseno a las heridas y de atacar a la yugular. Sobrecarga de electricidad desde la inaugural y colosal ‘El Acto’, seguida de la contundente versión del ‘I Wanna Be Your Dog’ de Iggy Pop (‘Quiero Ser Tu Perro’), ‘Yo No’ –brutal eclosión del nutrido público que acompaña el grito visceral de Ana Curra: “¡Estoy har-ta!!” (¡y nosotros!)-, así como el himno mohíno ‘Nacidos Para Dominar’.
Entre el público menos siniestro y más dicharachero se oyen comentarios mundanos -aunque certeros- del tipo: “¡Cómo está la Curra!”, “¡Qué cuerpazo!”. Empapada ya en saludable sudor, la reina indiscutible eleva al máximo las cotas de siniestrismo con ‘Te Gustará’. No puede estar acompañada de una mejor brigada, además.
La versión del clásico ‘Héroes’ de David Bowie es otro guiño solemne “a todos los héroes” que ahora orbitan por otras frecuencias. Es como si Eno y Bowie hubieran escrito esta canción pensando en Ana Curra y Eduardo Benavente. Este sentido homenaje se eleva a épica punk con las cuerdas que desgarran el alma y una batería incontestable. Por cierto, mención especial al nuevo bombo con el rostro de una Ana Curra enmascarada (y censurada, a su pesar). “Sólo ir un poco a contracorriente ya es un buen indicio”, nos alienta la autoproclamada bruja del subsuelo. Está claro que ella quiere ‘Más’, grita en esta canción de Seres Vacíos, el grupo que sucedió a Parálisis Permanente tras su prematuro y abrupto final.
Ana Curra se mueve grácil, salta, tira una y mil veces el pie del micro, acaricia, aporrea los teclados, repta por los bajos fondos a oscuras, en dirección opuesta a las modas y las corruptelas.
Apoteósica en ‘Ratas’, también de Seres Vacíos y de plena actualidad, según nos recuerda. Un trallazo de teclado demoníaco y letras para barrer de un plumazo a todas esas ratas de tarjeta y corbata. Triste e igualmente actual suena la sublime ‘Pájaros de mal agüero’, de su álbum en solitario Volviendo a las andadas (1987). “Vacas flacas, días negros, oleadas de siniestros…”.
Antes suenan clásicos imperecederos y viscerales de Parálisis Permanente como ‘Tengo Un Pasajero’ y ‘Quiero Ser Santa’, que invitan a demoler la zona cero de nuestro cerebro, bajo la aplastante batuta de Curra.
‘Sangre’ es definitivamente lo que queremos ver (¡arder!), a estas alturas del akelarre… “Y hasta aquí el siniestrismo; ahora viene lo punko”, anuncia la sacerdotisa de los apocalípticos e inadaptados. Un regalo “para los más melómanos”: ‘Desnúdate’, tema de Seres Vacíos con letra de Curra sobre la base musical de Chelsea, quienes celebrarán su 40 aniversario, por cierto, en la sala Satélite-T de Bilbao el próximo 28 de septiembre.
El escaparate punk nos abofetea con ‘Todo el mundo’, el tributo a Eskorbuto vía ‘Adiós Reina Mía’ y ‘Unidos’ –espectacular cómo Curra entona unidos en una sola y asfixiante sílaba-. Curra pide un minuto de silencio para interpretar a Bach, “el primer punk”, ilustra. De nuevo, un gesto en memoria de los ausentes, que nunca estuvieron tan presentes esta noche. Para eso les invoca.
Esta breve tregua de armonía deriva en la seducción fatal de ‘Adictos A La Lujuria’. Con la ‘Autosuficiencia’ llegó el descontrol hermoso y absoluto. Baño de masas que explota en ‘Un Día En Texas’. Carnicería demencial (veganos, abstenerse). Ana Curra y su excepcional banda nos dejan exhaustos, sin aliento… y con ganas de más pelea.
A veces hay que hacer un fundido a negro para sacar algo en claro. Hechicera del siniestrismo vital, apiádate de nuestras desquiciadas almas y líbranos del tedio y la mamarrachada imperante. Amén.