El pasado viernes 27 de enero, el Museo Guggenheim de Bilbao abrió la edición 2023 de ART & MUSIC. El programa, que se estrenó a final del año pasado en el marco del 25 Aniversario de la pinacoteca, busca desarrollar en un mismo espacio disciplinas artísticas diferentes. El pasado fin de semana el encargado de actuar en el Atrio del Museo fue Mikel Erentxun. Un problema de última hora impidió a mi compañero Txema de la Cruz acudir al concierto, de ahí la pobres fotografías que un servidor pudo sacar.
El artista donostiarra sigue inmerso en la gira «Amigos de guardia«. Un tour que le ha llevado por España y por América presentando su último trabajo homónimo. Un disco en el que se recogen su temas más representativos tanto en su etapa con Duncan Dhu como el solitario. 35 años de carrera interpretados juntos diferentes artistas. El viernes lo hizo ante un público que no le importó pagar los 40 euros de entrada congregando a más de quinientas personas.
Acudió Erentxun a la cita acompañado de Marina Iñesta (guitarra y voces), Carlos Arancegui (batería), Rubén Caballero (guitarra) y Mikel Azpiroz (teclista de los getxotarras Travelling Brothers). Jacob sustituyó al bajo al habitual Fernando Neira (no pudo acudir). Nos volvieron a gustar los numerosos arreglos que se han incluido en las canciones cambiando el tempo de muchas de ellas. Buen sonido gracias a la labor de Sergio Bueno que solventó de manera notable los inconvenientes acústicos del lugar y destacar los teclados de Azpiroz, la batería de Arancegui y las voces y guitarras de Marina Iñesta.
Abrió la noche con «Cicatrices«, un tema de su carrera en solitario y en el que destacan los coros de Marina. De la cántabra destacan los punteos en el «A tientas» con el que siguió Erentxun. Sonaron también «Llamas de hielo» y «Angel en llamas«, dos temas preciosistas en el que sin muchas fornituras son de las que gustan. Incluyó el viernes el tema «California» y entusiasmó a los presentes con el vitalismo y contagioso de «Mañana» (pedazo versión hizo Manolo Tena de este tema). No faltó otro de sus clásicos en solitario como «Esta Luz Nunca se Apagará«, versión de la canción de The Smiths.
Las siguientes fueron «La vereda«, «El hombre que hay en mí«, «A pleno sol» y «Veneno«. Nos quedamos con la última. «Veneno» fue el primero de los temas escritos por el desaparecido Rafael Berrio que interpretó Mikel Erentxun. El segundo fue «Intacto» que abrió los bises. Tras «A pleno sol» sonó la primera canción de la etapa Duncan Dhu. Esta fue «Rozando la eternidad» de su genial disco ‘Autobiografía’, que para muchos es el mejor disco del mítico grupo.
«El mejor de mis días» nos recordó las voces de Nina de Juan (Morgan) que suenan en el disco. El viernes fue Marina Iñesta la que nos ofreció unas voces excelentes. Llegaba el turno para el segundo tema de Duncan Dhu; «Una calle de París«. Debido a los arreglos del inicio, mucha gente no la identificó pero cuando se dieron cuenta … ¡vaya griterío! A mí me sigue gustando más la original. Encadenó este tema con dos clasicazos de una o varias generaciones como «Esos ojos negros» y «Cien gaviotas«. ‘Arriba Bilbo‘, gritó el guipuzcoano y la gente no dejó de cantar.
Para mí, al igual que ocurrió en el bolo del Antzoki, la mejor canción fue «Cartas de amor«. Este tema merece mención especial. Del disco ‘El corredor de la Suerte’ (2016) fue, de nuevo, el mejor de la noche. Una canción que interpretaron con el sonido de los primerizos Duncan Dhu en su EP ‘Por Tierras Escocesas’ (1985). En el mismo Azpiroz nos deleitó con los teclados del «Riders On The Storm» de The Doors. Lo mismo ocurrió con la guitarra fronteriza de Iñesta. En los bises sonaron tres temas que no bajaron la altura del listón. La ya mencionada «Intacto«, «A un minuto de tí» y como no, «En algún lugar«. Este último de aquel ‘El grito del tiempo’ (1987) con el que definitivamente Duncan Dhu se hizo un hueco entre los grandes del panorama nacional. Un tema con el que abrían los conciertos de aquella gira que un servidor pudo ver en La Casilla y que siempre está bien tanto para iniciar un concierto como para acabarlo por todo lo alto.
