Quique González: «Me mata si me necesitas»

Quique González: «Me mata si me necesitas»

Texto: Sergio Iglesias.

Mucho se está leyendo y escuchando estos días sobre el nuevo disco de Quique González, lo que es una buena señal de la salud del rock en español en la actualidad.

El décimo trabajo del músico madrileño lleva por nombre “Me mata si me necesitas” y parece seguir el sendero que comenzó en Nashville, donde se fue a grabar el notable  “Daiquiri blues” bajo la batuta de Brad Jones, y con quien repitió en el sobresaliente “Delantera mítica”.

En esta ocasión, Quique González, ha repetido la fórmula de estos dos trabajos pero sin la necesidad de marcharse a miles de kilómetros y es que… ¿quién necesita a los americanos cuando tienes a Ricky Falkner a los mandos?.

Musicalmente, en “Me mata si me necesitas”, encontramos pocas sorpresas y, como decíamos, sigue la senda de los trabajos de Nashville, ese sonido deudor del rock americano en una variante a medio camino entre Bob Dylan y Ryan Adams.

En este sonido, el músico madrileño parece haber encontrado su zona de confort y podríamos decir que ha conseguido un sello personal, un sonido “Quique González”, en el cual se mueve como pez en el agua y en el que tan sólo tiene que pisar un poco el freno y regalarnos piezas introspectivas como “Cerdeña” o “la sobrecogedora “La casa de mis padres”, o bien subir un punto la velocidad y darnos un “Sangre en el marcador” o “Relámpago”, los dos temas más acelerados.

Para llevar a cabo el disco, Quique González, se ha hecho acompañar de Los Detectives, nombre con el que ha denominado a la banda que lleva acompañándole desde la gira de “Delantera mítica”, hace ya tres años y que conforman Edu Olmedo, Boli, Pepo López, Edu Ortega y el propio Ricky Falkner, sin olvidarnos de su inseparable Cesar Pop, con quien ha compuesto la mitad de las canciones.

A pesar de no ser un trabajo innovador, debemos reconocerle a Quique González,  el mérito de añadir a su música instrumentos como la mandolina, el acordeón o el violín y que dotan al conjunto de un carácter de folk rural, reflejo de la música característica de la cornisa cantábrica (Asturias, Cantabria…), de la que parece haberse empapado durante los diez años que lleva viviendo en Villacarriedo.

Y si en lo musical no cabe destacar gran cosa, en la parte lírica encontramos el punto fuerte del disco con unas letras extraordinarias en las que el cantante parece desnudar su alma y confesar que ha pasado momentos duros y experiencias que necesita sacar fuera: “Hay un cielo de tormenta y sangre en el marcador/ una navaja con todas las hojas abiertas, te juro que estoy mejor” (“Sangre en el marcador”), “No pueden destrozar mi amor, convertir aquella euforia en ira” (“Orquídeas”) , “Echa una moneda a la máquina, me mata si me necesitas. Esto no es lo que habíamos hablado y aún así, me quedaría” (“No es lo que habíamos hablado”) o “Bienvenido al club, nadie te apura en la basura de las horas muertas […] luchar contra la puta culpa, saber si necesitas ayuda, necesito luz en la última curva para vivir como me dé la gana” (“La casa de mis padres”).

Nos encontramos, en definitiva, ante un buen disco que, sin aportar nada nuevo, nos muestra, probablemente, al mejor letrista de toda la carrera de Quique González pero en el que se echa de menos la rabia acelerada de canciones como “Hotel Los Angeles” o “¿Dónde está el dinero?” y  el rupturismo de trabajos inolvidables que, cada uno a su manera, marcaron un punto de inflexión: “La noche americana”, “Kamikazes enamorados” o el propio “Daiquiri blues”.

Aún así, “Me mata si me necesitas” supone la confirmación de que también se puede hacer buena música para el gran público sin perder la integridad y el poso rockero.

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